Otro famoso partido en el que el árbitro barrió descaradamente para el lado verde-amarelo fue un España-URSS de España 82 y para más inri arbitrado por un español, Lamo Castillo. En la final, en la que se enfrentaba a la UD Las Palmas, iba ganando el equipo canario pero el enfrentamiento se desmadró, a falta de un minuto la afición invadió el campo, el partido se paralizó y al reanudarse, el equipo andaluz marcó el empate que le llevó a primera.