Una vez estén listas, debemos sumergirlas en agua caliente (IMPORTANTE, que el agua no este hirviendo ya que podemos dañar los materiales del exterior de la carcasa de la bota sin la misma). Una vez están sumergidas, debemos esperar unos minutos, y ponerlas a secar. En primer lugar, debemos tener nuestras botas limpias y sin la plantilla, ya que la misma se puede estropear al entrar en contacto directo con el agua caliente, sobre todo si tenemos alguna plantilla con alguna tecnología de Grip.