A Modesto Lomba no le intimida lo más mínimo y su análisis resulta, como siempre, certero: “No cabe duda de que su padre era un hombre más coqueto, con un resultado más jovial: inolvidables aquellos pantalones rojos tan discutidos y la polémica entre defensores y detractores. El rey Juan Carlos era muy hábil incorporando detalles con un toque de extravagancia, por ejemplo al mezclar el estampado de un pañuelo con el de la corbata y la camisa.